jueves, 1 de diciembre de 2011

Muchos de los grandes pensadores de la antigua Grecia viajaban extensamente, y el cruce de muchas fronteras los puso en contacto con la sabiduría de algunos de los más antiguos pueblos de la Tierra. Empero, las culturas de aquellos pueblos estaban estancadas, sus fronteras encerraban sociedades rígidamente controladas y su pensamiento seguía cánones inflexibles. En cambio, los griegos, una vez asimiladas las profundas verdades sostenidas por sus anfitriones y ya de regreso en su país, las convertían en punto de partida de un proceso cuyo ímpetu no sólo no ha disminuido, sino que promete inspirar nuevas generaciones durante largos tiempos aún. De esta manera convirtieron en dinámicas las ciencias como filosofía, matemática, astronomía, física, psicología y muchas otras, cuya semilla, la más de las veces, encontramos en aquella antigua cultura. Es, pues, la historia misma la que nos enseña que no sólo es importante el cruce de las fronteras por los hombres y los bienes materiales, sino, más importante aún, el cruce de fronteras por las ideas, que las convierte en el elemento humanizante por excelencia.

Horst Matthai,
citado en Gabriel Trujillo Muñoz,
"Horst Matthai Quelle (1912-1999): La filosofía como a one man operation",
Universidad Autónoma de Baja California, Mexicali, 1990, pp. 402-403

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