lunes, 20 de diciembre de 2010

El mito acompaña al hombre desde que tiene memoria, mas su significado ha sufrido el desgaste tan común a muchas de las palabras más importantes de nustras lenguas. La raíz μυ, aparte de constituir el nombre de la 12a letra del alfabeto griego, sirve para designar el sonido producido con los labios cerrados (parecido al zumbido de las moscas), pero también se aplica al sonido del sollozar. Análogamente en el sánscrito se encuentra mu atar, cerrar; muka mudo, silencioso; mûsh ratón (que se esconde, permanece oculto); griego μυς, ratón; μυωψ, miope (el que entrecierra los ojos para mejorar la vista); μυζω, gemir; μυω, cerrar (ojos, labios, heridas). Su uso figurativo da μυέω, iniciar en los misterios, μυστηριον, cosa secreta, objeto sagrado, o μυστης, iniciado en los misterios.
μυθος, mito, en la literatura griega antigua, se alejaba de la idea de lo secreto u oculto, denotando, en cambio, cualquier cuento, narración, o relato, incluso ficticio. Pero después de Homero, empezando ya con Píndaro, se entendía por μυθος toda narración de época obscura, prehistórica, en especial mitos de los dioses y héroes. Las fábulas de Esopo eran mitos. Pero, viendo más de cerca estas "fábulas" así como las obras épicas de Homero, salta a la vista que los mitos no son enunciados efímeros, sino obras cuyo profundo contenido las hizo propicias para servir de base para la legendaria Paideia de los griegos.

Horst Matthai,
Pensar y ser IV. La teoría parmenídea del pensar,
Universidad Autónoma de Baja California, Mexicali, 1990, p. 17-18

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