lunes, 27 de diciembre de 2010

[...] también los mitos de otros pueblos ofrecen ejemplos de alegorías con profundo significado, pudiendo citarse como ejemplo la de La bella durmiente, contenida en la renombrada colección de los hermanos Grimm. Como es sabido, en este mito una de las hadas invitadas por los padres de la niña recién nacida mitiga una maldición de muerta por la de un prolongado sueño. Cuando en efecto la niña, al cumplir sus quince años, toma en sus manos un huso, se pica con el mismo y cae, en el instante, en un profundo sueño. Aquí aparece, conn el huso, el tiempo primordial, porque el sueño no sólo se apodera de la joven, sino a la vez de todo lo que se encuentra en o cerca del castillo en el cual reside. Se ve claramente que tocar el huso paraliza —o pone en movimiento (Platón, Rep.620E)— el tiempo, pero no un tiempo parecido al que comúnmente designamos con este nombre, sino un tiempo exclusivo del individuo en cuestión. Y aunque esto se ve de manera tan sólo implícita en el texto de Platón —cada alma toca el huso por separado—, es todavía más claro y explícito en el mito de La bella durmiente, en cuanto la paralización del tiempo individual de la joven princesa afecta a la enteridad de su mundo.

Horst Matthai
Pensar y ser I. Ensayo de una fenomenología metafísica,
Universidad Autónoma de Baja California, Mexicali, 1996, pp. 163-164

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